Subtítulo: Tecnología para la concientización e innovación desde los bordes del territorio
“La educación digital no comienza con el Wi-Fi, sino con la conciencia de por qué y para quién conectamos.” — Reiner López
Tecnología con propósito, no con deslumbramiento
Aquí no hablo de tecnología, hablo de conciencia pedagógica para transformar vidas desde el Caribe colombiano. La invitación de nuestra editora, Gladys Salas C., a reflexionar sobre la relación entre tecnología, educación e innovación, no puede responderse con la ingenuidad de quien se deslumbra ante los gadgets más recientes. Quienes escribimos desde el borde —donde la escuela comparte techo con la escasez— sabemos que la verdadera innovación se gesta en la dificultad: allí donde la precariedad obliga a repensar la enseñanza con sentido humano.
Continuando la línea reflexiva de nuestras entregas anteriores en Repensando la Educación (Ed. 26 y 27), esta columna propone mirar la conectividad no como lujo ni moda, sino como una herramienta de concientización pedagógica y justicia educativa, capaz de transformar la realidad desde los márgenes.
- El Conocimiento que ya no Reside en el Aula
Durante siglos, el aula fue el templo del saber. El conocimiento se concentraba allí, bajo la autoridad del docente y el texto impreso. Pero en la era digital, ese paradigma ha sido desplazado por la fluidez de la información y la velocidad de las redes.
El Conectivismo, propuesto por George Siemens y Stephen Downes, redefine el aprendizaje como un proceso de creación de redes entre nodos humanos y tecnológicos. En palabras de Siemens, “la capacidad para saber más es más importante que lo que se sabe en el momento”.
Hoy, aprender significa conectarse con otros para producir sentido.
Desde esta perspectiva, los docentes rurales que usan sus teléfonos para mostrar el estado real de sus escuelas o los estudiantes que crean contenidos para visibilizar la falta de recursos, no solo denuncian, sino que crean conocimiento socialmente relevante. La red se convierte en un aula expandida donde la experiencia del borde se vuelve saber colectivo. De hecho, investigaciones recientes (2021-2025) han demostrado cómo la innovación educativa emerge desde la escasez, especialmente en regiones rurales y periféricas. Por ejemplo, estudios en contextos tecnológicamente desfavorecidos han explorado aplicaciones educativas que funcionan con acceso limitado a internet, evidenciando el potencial de la tecnología para el aprendizaje permanente incluso con ancho de banda bajo (Johansen et al., 2021). En estos entornos, donde la falta de infraestructura tecnológica puede ser un obstáculo (Ahiaku et al., 2025), la resiliencia pedagógica se manifiesta al encontrar formas creativas de enseñanza (Mwinyi, 2024), transformando el ‘borde’ en un laboratorio de soluciones contextualizadas.
La innovación, entonces, no depende de la infraestructura, sino del uso pedagógico que se le da a la conectividad —aunque sea mínima— para tejer conciencia, visibilizar desigualdades y activar comunidades de aprendizaje real.
- El Filtro Crítico: Tecnología con Conciencia
Adoptar tecnología sin pensamiento crítico es caer en lo que Neil Selwyn denomina tecno-utopía educativa: la ilusión de que todo se soluciona con un dispositivo. Pero los algoritmos no reemplazan la ética pedagógica, ni las pantallas sustituyen la mirada del maestro que comprende un contexto.
Para medir esta transformación de vidas, es crucial ir más allá de las métricas cuantitativas tradicionales. Estudios recientes (2020–2025) abogan por el desarrollo de competencias de ciudadanía digital que evalúen la capacidad de los estudiantes para interpretar críticamente los medios digitales, participar de manera activa y responsable, y comprender la construcción de la ciudadanía en entornos digitales.
La formación en alfabetización mediática y la capacidad para el pensamiento crítico son esenciales para que la opinión pública pueda reconducir su atención hacia la información social con mirada crítica (Cuéllar et al., 2022), siendo estos indicadores clave de una “conectividad con conciencia” (Dass & Kumar, 2025).
Por eso, el marco de la Pedagogía Crítica Digital cobra relevancia. Como señalan los trabajos recientes de Marrero et al. (2025), la tecnología solo transforma cuando se inserta en una pedagogía sensible a las realidades locales. En palabras de Paulo Freire, retomadas por estudios contemporáneos (Freire, 2023), la herramienta digital debe servir para la conscientização: para liberar, no dominar.
Un docente crítico-innovador puede:
- Usar gamificación no solo para entretener, sino para fomentar la resolución colectiva de los problemas de su comunidad.
- Aplicar Inteligencia Artificial para personalizar aprendizajes y garantizar que el estudiante que debe trabajar o cuidar a sus hermanos pueda continuar su proceso a su ritmo.
En ambos casos, la tecnología deja de ser un fin para convertirse en una herramienta de justicia educativa.
III. Innovar es Sembrar Conciencia Digital
Innovar no es instalar más pantallas; es conectar a los estudiantes con el pensamiento crítico.
En comunidades donde la conectividad llega a medias, cada dato móvil puede convertirse en una semilla de transformación si se usa para crear conocimiento situado: un podcast escolar sobre el agua, una base de datos sobre historias locales o una red de docentes rurales que comparten estrategias.
Como bien señala Cristóbal Cobo (2022), la innovación no es solo tecnológica sino cultural y ética: “implica rediseñar las formas en que nos relacionamos con el conocimiento”. Desde el borde, esa relación adopta un sentido político: usar la red para romper el aislamiento y construir ciudadanía digital consciente.
El reto es garantizar que la conectividad no solo dé acceso a contenidos, sino a conciencia y propósito. La verdadera innovación educativa se mide por la capacidad de transformar vidas, no de actualizar sistemas.
Para medir esta “transformación de vidas”, es crucial ir más allá de las métricas cuantitativas tradicionales. Estudios recientes (2020–2025) abogan por el desarrollo de competencias de ciudadanía digital que evalúen la capacidad de los estudiantes para interpretar críticamente los medios digitales (p. ej., estudios relevantes 2020; 2021), participar activamente y de manera responsable, y comprender la construcción de la ciudadanía en entornos digitales (p. ej., estudios 2020; 2023).
La alfabetización mediática y la capacidad para el pensamiento crítico son esenciales para que la opinión pública pueda reconducir su atención hacia la información social de manera crítica (Cuéllar et al., 2022), constituyéndose como indicadores clave de una “conectividad con conciencia” (Dass & Kumar, 2025).
- El Nuevo Rol Docente en la Era de la Conectividad Ética
En la educación contemporánea, el docente ya no es un transmisor de contenidos, sino un curador de sentido. En un contexto dominado por el flujo constante de información, su papel se redefine como el de mediador ético entre el conocimiento, la tecnología y la conciencia crítica del estudiante.
El docente actual está llamado a algo más que operar plataformas: a formar criterio. A mostrar que la información no siempre es conocimiento, que conectar no garantiza relacionarse y que estar presente no es lo mismo que participar.
En territorios periféricos, donde la conectividad es limitada, este rol se amplifica. Una docente rural que enseña matemáticas por WhatsApp o un maestro urbano que usa TikTok para educar sobre ciudadanía digital encarnan la pedagogía crítica aplicada al siglo XXI. Ambos resignifican las plataformas para humanizar el aprendizaje y convertir cada red en un espacio de encuentro.
El docente innovador no busca impresionar con tecnología, sino inspirar pensamiento transformador. Es un diseñador de experiencias donde la gamificación se convierte en diálogo, la inteligencia artificial e inclusión, y la conectividad en puente entre saberes.
Como señalan recientes debates sobre innovación educativa en América Latina (Cabero, 2024; Bonilla-Molina, 2023), el desafío no está en dominar las plataformas, sino en formar ciudadanos digitales con criterio ético, capacidad crítica y compromiso social.
Para empoderar a este “curador de sentido” y “mediador ético”, se requiere un enfoque de formación docente que trascienda lo técnico. Investigaciones recientes (2021–2025) destacan la relevancia de los programas de mentoría, los cuales —aun con desafíos como la falta de contacto sostenido o retroalimentación insuficiente (2024)— se consolidan como mecanismos clave de apoyo técnico, emocional y pedagógico, especialmente en entornos remotos o aislados (Tripon, 2025).
Asimismo, la creación de redes colaborativas entre docentes ha demostrado ser determinante para el desarrollo profesional, pues permite compartir prácticas, fortalecer la autoeficacia y construir comunidades de aprendizaje resilientes (Cuéllar et al., 2022; Marrero, 2024). Estas redes no solo acompañan, sino que sostienen la innovación educativa con sentido humano, tejiendo esperanza y conciencia pedagógica desde lo colectivo.
Porque el futuro no pertenece a los más conectados, sino a los más conscientes.
- De los Clichés a la Transformación Educativa Digital
Hemos llegado a un punto donde el clic sustituye al encuentro, y el algoritmo intenta predecir la emoción. Frente a ello, la educación debe actuar como contrapeso: recordar que toda conexión tiene un rostro, una historia y un propósito humano.
En la era digital, la infodemia y la proliferación de la desinformación representan un desafío sin precedentes para la capacidad crítica de los ciudadanos (García et al., 2021). Es aquí donde la pedagogía crítica digital emerge como una herramienta esencial para equipar a los estudiantes con las habilidades necesarias para discernir fuentes, verificar información y resistir la manipulación algorítmica (Ortega-Rodríguez et al., 2022).
Además, el uso intensivo de la tecnología plantea nuevos retos para el bienestar digital y la salud mental de estudiantes y docentes. Investigaciones recientes (2024–2025) advierten que la exposición constante a entornos digitales puede afectar la resiliencia mental y generar riesgos para el bienestar emocional (Naeem & Mushibwe, 2025). De ahí la importancia de transformación pedagógica que promuevan el bienestar emocional, la regulación del uso tecnológico y la resiliencia en la educación mejorada por la tecnología (Estudios 2024a; 2024b).
Educar para un uso ético, consciente y saludable de la tecnología implica fomentar conexiones significativas, promover la salud mental y evitar la dependencia o el aislamiento digital (López & Díaz, 2022; Ortega-Rodríguez et al., 2024).
En mi experiencia docente en contextos rurales y urbanos del Caribe colombiano, la verdadera innovación no se mide por la espectacularidad tecnológica, sino por la capacidad de diseñar experiencias de aprendizaje memorables, multimodales y emocionalmente significativas. Innovar implica atender la diversidad de ritmos y trayectorias, lo que exige partir de diagnósticos pedagógicos que reconozcan quién es cada estudiante y qué papel desempeña en la comunidad de aprendizaje. Además, la creatividad no puede ser una carga adicional para el docente ni una exigencia aislada para el estudiante, sino una corresponsabilidad donde la planificación flexible, el uso estratégico de tecnologías accesibles (como el apoyo de la IA para optimizar el diseño didáctico) y el vínculo con los territorios generen ecosistemas educativos vivos. La transformación educativa ocurre cuando dejamos de “hacer más de lo mismo” con herramientas nuevas y empezamos a co-crear junto al estudiantado experiencias contextualizadas que amplíen sus posibilidades reales de participación, pensamiento crítico y proyección de vida. Innovar es, ante todo, poner la pedagogía al servicio de la justicia educativa, donde cada niño, niña y joven aprende a aprender en conexión con su historia, su cultura y su futuro.
La pedagogía crítica digital no busca consumidores de información, sino creadores de conciencia colectiva. La tarea ya no es enseñar a usar la red, sino a pensar dentro de ella: cada interacción puede construir ciudadanía, comunidad, empatía.
La verdadera innovación no será tecnológica, sino moral y social: devolverá a la conectividad su dimensión humana y solidaria. Cuando la red tiene alma, la educación recupera sentido.
- Orientaciones Prácticas para Docentes y Gestores
Para trascender los clichés y avanzar hacia una educación digital crítica y sostenible, propongo algunas líneas de acción inmediata:
- Formación docente mentorizada: combinar marcos internacionales (DigCompEdu, TPACK) con acompañamiento situado y colaborativo.
- Diseño de micro-proyectos de bajo riesgo: implementar prototipos pedagógicos con tecnologías accesibles antes de escalar.
- Co-creación con familias y comunidades locales: integrar saberes del territorio en el diseño curricular digital.
- Analítica de aprendizaje con propósito ético: emplear datos educativos para retroalimentar, no para controlar.
- Sistematización de experiencias: documentar buenas prácticas locales y difundirlas en redes docentes regionales.
- Protocolos éticos de IA educativa: promover el uso responsable de inteligencia artificial, respetando privacidad y diversidad cognitiva.
Estas orientaciones no pretenden sumar más tareas al docente, sino liberar su capacidad transformadora. Innovar no es adoptar tecnologías de moda, sino alinear cada decisión pedagógica con justicia educativa: que la conectividad abra oportunidades reales, que la IA respete la diversidad de mentes y que el aula —con o sin pantallas— siga siendo un espacio donde cada estudiante se sienta visto, escuchado y proyectado. La sostenibilidad de cualquier transformación digital dependerá, en última instancia, de nuestra convicción ética: poner la tecnología al servicio de la dignidad humana.
Metaverso Educativo e IA: Personalización con Sentido Humano
El metaverso educativo y la inteligencia artificial han irrumpido con fuerza en el discurso global de innovación. Sin embargo, lejos de la narrativa futurista que promete escuelas sin docentes o avatares que reemplazan vínculos, es urgente resignificar estas herramientas al servicio de la personalización con propósito pedagógico y justicia educativa.
- Desde una perspectiva crítica del aprendizaje digital, la IA no representa “la solución” sino un aliado estratégico que potencia tres competencias centrales: curiosidad, autonomía y pensamiento crítico. Hoy es posible profundizar en ideas, explorar nuevos lenguajes y co-crear conocimiento con sistemas inteligentes, ampliando el ritmo y la profundidad del aprendizaje más allá del aula.
- La personalización exige reconocer quién es cada estudiante, cómo aprende y cuáles son sus aspiraciones. Allí la IA habilita rutas flexibles, recursos diversos y monitoreo más preciso, permitiendo mayor tiempo para el acompañamiento pedagógico y el feedback transformador.
- No obstante, emergen riesgos: dependencia tecnológica, sesgos algorítmicos, afectaciones al bienestar digital, impactos ambientales y dilemas sobre privacidad de datos, especialmente en población escolar. Por eso, la alfabetización digital crítica es hoy una responsabilidad ética.
- Innovar no es sumar dispositivos, sino potenciar la agencia humana en entornos híbridos. La IA debe invitarnos a desaprender rutinas, crear nuevas posibilidades y liderar el cambio con criterio, como ya demostramos durante la pandemia al sostener el aprendizaje desde la adversidad.
- El metaverso y la IA pueden convertirse en ecosistemas de inclusión en contextos territoriales como los del Caribe colombiano, donde la creatividad emerge de la escasez y la convicción de que la tecnología debe expandir oportunidades de dignidad y justicia educativa.
- En síntesis, la verdadera personalización se logrará cuando la tecnología multiplique voces e historias no cuando reduzca a las personas a datos, y cuando cada avance digital mantenga como brújula el bienestar humano, la equidad y el derecho a aprender. Estas acciones no requieren presupuestos elevados, sino visión, colaboración y liderazgo pedagógico.
Eco-Innovación Educativa y Acción Climática desde el Aula
Hablar de educación de futuro exige reconocer que ciberciudadanía y sostenibilidad son dos caras de la misma transformación educativa. La escuela no solo prepara para vivir en lo digital, sino para seguir existiendo en un planeta habitable. La educación ambiental trasciende la “semana del árbol” o el reciclaje simbólico: es un derecho habilitante que protege salud, identidad territorial y participación democrática, especialmente en las infancias.
Desde una visión crítica y situada, la eco-innovación se sostiene en tres líneas estratégicas:
- El territorio como currículo vivo
El lugar que habitamos enseña: el agua que cuidamos, los humedales que defendemos, los cultivos que alimentan la comunidad. Reconocer el ecosistema que rodea la escuela convierte el aprendizaje en experiencia de vida y releva la pedagogía memorística por una pedagogía viva y situada.
- Niñas, niños y adolescentes como agentes climáticos
Las preguntas de las infancias —¿por qué el río se está secando?, ¿quién cuida los árboles?— no son curiosidad: son agenda de transformación. Cuando participan en monitoreo del entorno, restauración ecológica o diseño de soluciones basadas en la naturaleza, dejan de ser usuarios pasivos y se convierten en protagonistas de la justicia climática.
- Corresponsabilidad extendida en red
Un proyecto ambiental solo es sostenible cuando trasciende el aula y vincula familias, organizaciones locales y gobiernos escolares. La innovación ocurre cuando la comunidad reconoce que la naturaleza no es paisaje, sino relación y cuidado mutuo.
Esta eco-innovación educativa fortalece el pensamiento crítico, la salud planetaria y la esperanza activa: cuidar lo que nos cuida. Integrar naturaleza y aprendizaje no es una tendencia pedagógica: es la condición de posibilidad del futuro.
Inclusión y neurodiversidad como brújula de la innovación
La transformación digital pierde sentido si no reconoce la diversidad con la que aprenden nuestros estudiantes. Innovar no es homogeneizar con algoritmos, sino personalizar con dignidad: diseñar experiencias accesibles, multimodales y flexibles que habiliten distintos modos de leer el mundo —literal y metafóricamente—. En contextos con alta prevalencia de dificultades específicas de aprendizaje como la dislexia, las tecnologías de apoyo y la inteligencia artificial pueden convertirse en herramientas de equidad cognitiva: amplifican voces, disminuyen barreras y expanden posibilidades de participación real. La innovación educativa del Sur Global se medirá por su capacidad para que ningún niño quede desconectado de su derecho a aprender, no por su velocidad para adoptar tendencias tecnológicas.
VII. Proyección Internacional: Innovación desde el Sur Global
El Sur educativo —rural, periférico, migrante— ya no es un territorio rezagado; es un laboratorio de resiliencia pedagógica. Las soluciones que nacen en los márgenes, donde la conectividad es mínima pero la conciencia es máxima, están redefiniendo la innovación mundial.
Desde las aulas de Santander de Quilichao hasta las comunidades amazónicas conectadas por radio digital, emergen modelos de educación híbrida, emocional y ética que deberían inspirar las políticas globales.
La innovación con alma que surge en América Latina no busca competir con Silicon Valley, sino humanizar la era digital, demostrando que la educación del futuro se escribe también desde los bordes del mapa.
Conectividad con alma
- Hemos llegado a un punto donde el clic sustituye al encuentro, y el algoritmo intenta predecir la emoción. Frente a ello, la educación debe actuar como contrapeso: recordar que toda conexión tiene un rostro, una historia y un propósito humano.
- La pedagogía crítica digital no busca producir consumidores de información, sino creadores de conciencia colectiva. La tarea educativa en esta nueva era no consiste en enseñar a usar la red, sino en enseñar a pensar dentro de ella, reconociendo que cada interacción puede construir ciudadanía, comunidad y empatía.
- La verdadera innovación no será tecnológica, sino moral y social: aquella que devuelva a la conectividad su dimensión humana y solidaria. Porque cuando la red tiene alma, la educación recupera su sentido.
Referentes Clave y Lecturas Sugeridas
Para quienes deseen profundizar en los fundamentos teóricos y éticos de esta reflexión,
comparto algunos textos de referencia contemporánea que inspiran la Pedagogía Crítica Digital y la innovación educativa con propósito:
Ahiaku, P. K. A., Uleanya, C., & Muyambi, G. C. (2025). Rural schools and tech use for sustainability: the challenge of disconnection. Journal of Culture, Society and Development, 11, 1–11.
Akmad, A. P., & Abatayo, A. V. L. (2024). Caught in the Slow Lane: Effects of Unstable Internet Connectivity on Accessing Academic Resources and Collaborative Learning. Journal of Interdisciplinary Perspectives, 2, 278–286.
Alemdar, M., Cappelli, C. J., Gale, J., & Wernet, J. (2022). An exploratory study of STEM teachers’ mentorship networks. Teacher Education Quarterly, 49, 5–25.
Bonilla-Molina, L. (2023). Educar para la Emancipación Digital. Caracas: Fundación Debate.
Cabero-Almenara, J. (2024). Docencia en la Sociedad Digital: Nuevos Roles, Nuevas Responsabilidades. Sevilla: Editorial Universitaria.
Camacho Marín, R., Rivas-Vallejo, C. E., Gaspar Castro, M. F., & Cueva Flores, R. G. (2020). Innovación y tecnología educativa en el contexto actual latinoamericano. Revista Arbitrada Interdisciplinaria KOINONIA, 5, 221–237.
Cobo, C. (2022). La innovación pendiente: Educación y futuro en la era de la inteligencia artificial. México: Fondo de Cultura Económica.
Cuéllar, M. P., Vizcaíno-Verdú, A., & de Casas Moreno, P. (2022). Agenda-Setting invertida: Ciudadanía juvenil (in)formada en redes sociales. Comunicar, 30, 105–115.
Dass, M. A., & Kumar, M. P. M. (2025). Critical Digital Citizenship: A scale development and validation study. Educational Technology Research and Development, 73, 1–20.
Díaz, A. L., Figueredo Canosa, V., & Fernández Prados, J. S. (2020). Sustainable Development Goals and Digital Citizenship. Sustainability, 12, 1–15.
Fernández, A. S., Díez Bedmar, M. d. C., & Castellví Mata, J. (2020). Critical digital literacy of future teachers in the Twitter Age. Journal of Technology and Social Science Education, 10, 1–12.
Freire, P. (2023). Pedagogía de la Esperanza Digital: La Conscientização en la Era de las Redes. Edición conmemorativa.
García, J. S., Rodríguez Vázquez, A. I., & López García, X. (2021). Sistemas de verificación en medios nativos digitales e implicación de la audiencia en la lucha contra la desinformación en el modelo ibérico. Revista Latina de Comunicación Social, 78, 195–214.
Gil, K. S. L., & Sarrias, A. S. (2023). Participación ciudadana y literacidad crítica digital de estudiantes universitarios. Revista de la Universidad Pontificia Javeriana, 77, 1–18.
Global Education Monitoring Report 2023: Technology in Education: A Tool on Whose Terms? (2023). UNESCO.
Guidelines for ICT in Education Policies and Masterplans. (2022). UNESCO.
Jaldemark, J., Håkansson Lindqvist, M., & Mozelius, P. (2022). Networked Learning 2022: Proceedings for the Thirteenth International Conference on Networked Learning. University of Gothenburg.
Johansen, J., Noll, J., & Johansen, C. (2021). InfoInternet for education in the Global South: A study of applications enabled by free information-only internet access in technologically disadvantaged areas. Electronic Journal of Information Systems in Developing Countries, 87, e12169.
Lister, K., Riva, E., Hartley, A., Waterhouse, P., Moller, N., Downes, L., Coughlan, T., Kukulska-Hulme, A., McPherson, E., Macdonald, I., Jones-Tinsley, S., Brown, C., & Tudor, R. (2024). Positive Digital Practices: Supporting Positive Learner Identities and Student Mental Wellbeing in Technology-Enhanced Higher Education. Journal of Interactive Media in Education, 1, 1–15.
Mabunda, P., & McKay, V. (2024). Navigating the First Years: Newly Qualified Teachers’ Experiences with Professional Learning Communities. Systemic Practice and Action Research, 37, 1281–1302.
Marrero, J., et al. (2025). Pedagogía Crítica Digital en América Latina: Ética, Conciencia y Aprendizaje Transformador. Santiago: Red Clacso.
Mata, J. C., Tosar Bacarizo, B., & Santisteban Fernández, A. (2021). Young people confronting the challenge of reading and interpreting a digital world. Bellaterra Journal of Teaching & Learning Language & Literature, 14, 1–15.
Marín, R. C., Rivas-Vallejo, C. E., Gaspar Castro, M. F., & Cueva Flores, R. G. (2020). Innovación y tecnología educativa en el contexto actual latinoamericano. Revista Koinonía, 5, 221–237.
Mustafa, F., Nguyen, H. T. M., & Gao, X. (2024). The challenges and solutions of technology integration in rural schools: A systematic literature review. Education and Information Technologies, 29, 1–36.
Mwinyi, H. (2024). Challenges and Opportunities of Implementing Education Technology in Rural and Underserved Areas of Tanzania. Journal of Education and Future, 7, 1–10.
Naeem, N.-i.-K., & Mushibwe, C. (2025). Navigating digital worlds: A scoping review of skills and strategies for enhancing digital resilience among higher education students on social media platforms. Education and Information Technologies, 30, 1–25.
OECD. (2023). Shaping Digital Education. OECD Publishing.
Ortega-Rodríguez, P. J., Gómez-García, M., Boumadan, M., & Soto-Varela, R. (2022). La competencia mediática del alumnado universitario para crear contenidos digitales. Revista Española de Pedagogía, 80, 483–499.
Pimentel, A. (2024). Unveiling the Barriers to Digital Transformation in Higher Education Institutions: A Systematic Literature Review. International Journal of Education, Humanities and Social Sciences, 7, 1–18.
Selwyn, N. (2020). Should Robots Replace Teachers? AI and the Future of Education. Cambridge: Polity Press.
Siemens, G. (2021). Knowing Knowledge (Ed. revisada). Canadá: Lulu Press.
Tabares Valencia, S. (2024). La formación del docente en el nuevo rol: una propuesta de mentoring pedagógico para el desarrollo de competencias digitales en Colombia. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 22, 1–15.
Tawil, S., & Miao, F. (2024). Steering the Digital Transformation of Education: UNESCO’s Human-Centered Approach. Prospects, 53, 1–15.
Tripon, C. (2025). Towards Quality Education for All: Integrating EdTech, Mentorship, and Community in Support of SDG 4. Journal of Interactive Learning Research, 36, 1–20.
Sobre Reiner Yesid López Charris
Nació en Maicao, La Guajira (Colombia). Es docente de Educación Física, Recreación y Deportes, egresado de la Universidad de Pamplona, y especialista en Pedagogía y Docencia. Investigador, gestor comunitario y promotor de procesos educativos inclusivos en contextos rurales y urbanos del Caribe colombiano.
Hace parte del semillero AIDUA de la Universidad de La Sabana, donde participa en el proyecto Vida Laboral en el Autismo. Es investigador en proyectos de la Bayrón Becerra Foundation y fellow del programa internacional OMLATAM 2025, una red global de liderazgo transformador en América Latina y el Caribe.
Ha sido mentor y alumni del Programa Jóvenes Pazcíficos, desde donde acompaña procesos formativos en resolución de conflictos, liderazgo juvenil y construcción de paz en territorios históricamente excluidos.
Su trabajo articula cultura, sostenibilidad y justicia social como pilares para repensar la escuela desde las periferias. Actualmente se desempeña como vocal de la organización internacional DISFAM y Familia en Colombia, promoviendo la inclusión educativa de personas con dislexia y otras neurodivergencias.
Ver todas las entradas de Reiner Yesid López Charris.