Saturday, July 5Revista digital ISSN 2744-8754

Sembrar conciencia: Cuidar el mundo empieza en casa 

No heredamos la Tierra de nuestros padres, la tomamos prestada de nuestros hijos.” — Proverbio navajo 

¿Cómo queremos que sea el mundo en el que vivan nuestros hijos dentro de 20 años? 
Es una pregunta sencilla, pero poderosa. Y como madres y padres homeschoolers, no solo educamos para aprobar exámenes, sino para formar seres humanos capaces de cuidar la vida —la suya y la de los demás. 

En este artículo quiero invitarte a mirar más allá de las asignaturas sueltas y descubrir cómo una educación transdisciplinar y multidimensional puede ayudarte a formar hijos conscientes, conectados y comprometidos con un mundo más justo y sostenible. 

¿Y qué es eso de enfoque transdisciplinar y multidimensional? – te preguntarás. Transdisciplinar suena técnico, pero en realidad es muy natural: significa que no separamos el aprendizaje en cajitas. No hay una frontera rígida entre ciencia, lenguaje, arte o matemáticas, sino que los saberes se entrelazan como lo hacen en la vida real. 
Un proyecto sobre las abejas puede involucrar biología, ecología, poesía, estadísticas, arte, incluso filosofía. Así, el aprendizaje tiene sentido y profundidad. 

Cuando hablo de Multidimensional me refiero a que educamos no solo la mente, sino también el corazón, las emociones, el cuerpo y la ética. Porque nuestros hijos no son solo cerebros que memorizan: también sienten, deciden, se mueven, se equivocan, dudan, sueñan. 

Cuando combinamos ambos enfoques, estamos formando personas íntegras. Y esa es la base de una verdadera educación en sostenibilidad. 

Educar para la sostenibilidad no es solo hablar del reciclaje o aprender sobre el cambio climático. 
Es mucho más profundo. Es ayudar a nuestros hijos a entender que todo está conectado: las personas, los animales, el agua, los alimentos, las decisiones que tomamos cada día. Es enseñarles a vivir con respeto y gratitud. 

Como familia homeschooler, tienes una oportunidad preciosa: puedes integrar la sostenibilidad en la vida diaria, en los proyectos, en las conversaciones y hasta en las decisiones del hogar. 

Pero veamos esto con un ejemplo. Te comparto un proyecto que puedes adaptar fácilmente según la edad de tus hijos: 

 

Proyecto: “Del huerto a la comunidad” 

  • Ciencias: ¿Cómo crecen las plantas? ¿Qué necesita la tierra? ¿Qué es un compost? 
  • Matemáticas: Medir el crecimiento, planificar los riegos, calcular cosechas. 
  • Lenguaje: Escribir un diario del huerto, redactar una carta para donar parte de la cosecha. 
  • Arte: Crear etiquetas para las plantas, diseñar una tabla de siembra con dibujos. 
  • Ética y ciudadanía: Conversar sobre las hambrunas, el comercio justo, la alimentación saludable. 
  • Dimensión emocional: Hablar sobre cómo nos sentimos al cuidar algo vivo, al esperar, al dar. 

Este tipo de proyecto no solo enseña contenidos: despierta empatía, paciencia, conexión con el entorno en el que vivís. 

Esto está muy bonito, Josune, pero yo no tengo espacio para una huerta. Bien, quizá tengas un balcón, u optes por poner macetas en las ventanas, o incluso queráis descubrir la hidroponía. De todas formas, la sostenibilidad también se aprende en una cocina, en un mercado local o en una conversación. 
Algunas ideas sencillas que puedes aplicar en casa: 

  • Hacer una receta con alimentos locales y hablar de su origen. 
  • Reutilizar materiales para construir juguetes, herramientas o decoraciones. 
  • Organizar un mercadillo de trueque y/o de segunda mano con otras familias. 
  • Investigar juntos: ¿de dónde viene la ropa que usamos?, ¿cuántos litros de agua usamos al día? 
  • Jugar a hacer un “día sin residuos”: ¿podemos pasar un día sin generar basura? 

Lo importante no es tener todos los recursos, sino la intención de aprender juntos. 

Quiero regalarte una práctica poderosa para sembrar conciencia sin sermones: 

¿Qué hicimos esta semana que ayudó al planeta o a otros seres vivos? 

Haz esta pregunta cada viernes o cada domingo. Escríbanla en una libreta. No busquen grandes gestos. Tal vez apagaron luces innecesarias, compartieron comida, cuidaron una planta, o hablaron con ternura. 
Eso también es sostenibilidad. 

Educar con un enfoque transdisciplinar y multidimensional no es una fórmula mágica ni una carga más. Es una forma de abrir la mirada y el corazón. Es integrar el cuidado emocional, la reflexión ética, la expresión corporal y la contemplación. 

Tú conoces a tus hijos mejor que nadie. Ellos necesitan raíces para sostenerse y alas para volar. La sostenibilidad se enseña con el ejemplo, la conversación y la presencia. 
Y tú ya estás sembrando todo eso, aunque no siempre lo veas. 

Sobre Josune Segovia Bueno

Madre homeschooler, experta en Educación Alternativa
Asesora pedagógica en Clonlara School, programa en español
Te acompaño a encontrar tu Ikigai, ya seas adolescente o adulto.

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