El arte se está convirtiendo en un producto desechable más; una bolsa de plástico virtual.
Las herramientas de generación procedural disminuyen la barrera de entrada al diseño y al arte al punto de dejarlas abiertas a cualquiera que sepa leer y cuente con acceso a internet. Algunos pensarán quizá que esto devaluará el papel del artista en la sociedad. Hablando de manera capitalista, probablemente. Se puede obviar el trabajo de varios miembros de un equipo de diseño por una persona que pueda trabajar las herramientas por un costo mucho menor, con resultados comparables. Pero ojo, esas herramientas nunca reemplazarán la habilidad que desarrolla un artista a través de años de formación. Un martillo más resistente no sirve de nada si uno no tiene la fuerza para usarlo. Estas herramientas ayudan a reducir el tedio del arte y el diseño, pero nunca lo reemplazarán completamente, algo que las personas que no son artistas no entenderán necesariamente.
Uno puede crear un diseño rápido que es “lo suficientemente bueno” usando una herramienta de IA en segundos, pero crear un producto creativo bueno requiere varias iteraciones en la misma herramienta, lo cual puede llegar a tardar horas, incluso con una herramienta que lo hace todo automáticamente. Un diseñador competente usará la base creada y la retocará manualmente hasta que cumpla con su visión artística y/o las demandas de su proyecto. El axioma del arte “un gran artista puede salir de cualquier lado, pero no cualquiera puede ser un gran artista” seguirá vigente hasta que los humanos abandonemos el ocio completamente.
Pero no todo es rosas y pasteles, aunque estas herramientas pueden empoderar a miles de personas y ahorrar mucho tiempo, la realidad es que los intereses de las corporaciones generan un paisaje artístico similar al del océano Pacífico: un basural. Una persona que no es artista no entenderá la necesidad de que un diseñador competente se encargue de los proyectos de diseño, y si esa persona está a cargo de una empresa, verá qué se puede ahorrar en costos sustituyendo a dichos diseñadores. Así se generan cientos de miles de millones de productos artísticos de pésima calidad. Y esto también aplica para las traducciones.
Cuando hablo de traducción, no estoy hablando de medios como películas, cómics o libros, en los cuales una mala traducción puede arruinar completamente una historia. Hablo de la traducción de aplicaciones completas, videojuegos, e incluso documentos oficiales. Vemos atrocidades como confundir “play” de jugar y “play” de reproducir en innumerables casos donde se puede reproducir un video. Traducciones incompletas, sin sentidos bárbaros que una persona que no sabe el idioma del que se tradujo parecen casi incomprensibles. Y todo porque es más barato. Estamos decayendo en una mediocridad capitalista en nombre de las ganancias trimestrales. ¿Cuánto hemos de sacrificar de dignidad, de inteligencia y de pensamiento para llenar los bolsillos de los inversores? Aparentemente no hay límite.
Volviendo al arte, hay una pregunta que me ha surgido recientemente: ¿Es posible que la creatividad sea cuantificada? Me temo que la respuesta que no queremos ver es que sí, eventualmente llegaremos a un punto donde la creatividad será cuantificada e industrializada al punto que los genios que salían “una vez por generación” (Picasso, Shakespeare, Beethoven, Da Vinci, Miguel Ángel) podrán ser entrenados por IA o simplemente generados por la misma. Cada aspecto de lo que hace a algo bonito ya se entiende, no es sino estudiar algún arte por 10 años académicamente y ahí podemos ver lo mucho que sabemos, no es sino pasarlo a un modelo de IA. Personalmente no creo que eso sea un problema, los humanos estamos enamorados de nosotros mismos para ser reemplazados por máquinas artísticas. Una interpretación en vivo de cualquier obra musical se disfrutará más que una grabación, así la grabación sea perfecta y la interpretación llena de errores. O si no, los festivales de música hubieran muerto con la llegada del vinilo.
Después de desarrollar casi todas las herramientas posibles para manejar el mundo físico, hemos empezado a crear herramientas para manipular el mundo de las ideas. Estas nuevas tecnologías son solo una herramienta más en nuestro arsenal de herramientas mentales, pero realmente no son más que eso.
Sin embargo, nuestras herramientas llegan casi a ser parte de nosotros en un sentido físico. ¿Cuántas veces no hemos sentido una pausa física cuando nuestro celular se traba? Una impotencia casi como una mano que no responde a nuestras acciones. Claro, sentir que una mano deja de funcionar generaría mucho más pánico. Aunque yo me pregunto, ¿sentiríamos el mismo pánico sabiendo que es posible ordenar una mano nueva por internet (¡con envío gratis!)?
Nuestra sociedad moderna ha mercantilizado todo lo que puede. Nuestra atención la capturan completamente aplicaciones diseñadas para maximizar la dopamina y mantenernos atrapados, en nombre de las ganancias monetarias.
Porque, al final, el verdadero propósito no es solo vivir para nosotros mismos, sino dejar un mundo mejor para aquellos que vendrán después. Es en la búsqueda del conocimiento y la comprensión donde encontramos las semillas del progreso y la esperanza.
Es crucial fomentar una educación que despierte la curiosidad y la pasión por aprender, que enseñe a cuestionar y a explorar. Debemos inspirar a las futuras generaciones a soñar en grande, a no temer el fracaso, y a ver en cada desafío una oportunidad de crecimiento.
El legado que dejemos no se medirá solo por nuestros logros individuales, sino por la manera en que hayamos contribuido a la creación de una sociedad más justa, equitativa y consciente. Cada pequeño esfuerzo cuenta, cada acto de bondad y cada avance hacia el conocimiento son pasos hacia un futuro más brillante.
Así, con la mente y el corazón abiertos, avancemos juntos en este viaje de descubrimiento y construcción, sabiendo que nuestras acciones de hoy son las raíces de un mañana lleno de promesas.
Sobre David Felipe Alvarado Salas
Maestro en Música. Universidad El Bosque
Ver todas las entradas de David Felipe Alvarado SalasIntérprete, acompañante y profesor de Piano clásico