En esta ocasión nos hemos ido a un clásico del del cine colombiano: “La vendedora de rosas”. Difícil reseña a la hora de buscar un enfoque educativo para la película elegida. Eso sí, nos surgen muchas preguntas, la primera es: ¿Viendo lo feo del mundo se puede uno, auto educar?
Partíamos de la idea de buscar una película colombiana que tratara sobre la niñez; ¿una película de niños es siempre de niños?
Nos encontramos con un drama infantil de miseria y drogas en un lugar (dónde la película refleja) que la vida humana no tiene valor, Miramar en Medellín. Otra pregunta: ¿En una película, en una novela, en una obra teatral en que no hay Bien ni Justicia, existe la Belleza?
Para un europeo encontrar un hacinamiento humano como es Miramar, sino lo ve en películas como esta, no lo cree; claro que en Europa existe miseria, pero no tan concentrada y grandiosa. Más preguntas: ¿A quién interesa tanta miseria? Miramar es un auténtico infierno, dónde los niños deambulan buscando su supervivencia y se refugian en las drogas tratando de eludir una realidad que los aplasta.
Centrándonos en el filme, diremos, que la fotografía es excelente (no tanto el sonido), todo ocurre en la oscuridad de la noche con la complejidad que llevan las escenas nocturnas. Los movimientos de cámara en las persecuciones son trepidantes y muy conseguidos. El ritmo de la película es adecuado, algunas veces se convierte en minimalista y tierna, más otras, cruel y dura.
Los actores no son profesionales y casi todos adolescentes, incluso niños; se interpretan a ellos mismos, por eso son tan creíbles. Esto trae inconvenientes, no tienen dicción y en demasiadas ocasiones no se entienden las conversaciones. En Conocimundo, la escuela de educación en casa, alguna vez, hemos tocado ese tema, se les ha dicho a los niños que cuando están delante de un público, no están en la mesa del comedor con mamá, que te están escuchando gente de muchos lugares del mundo.
El género de esta cinta cabalga entre el hiperrealismo y el documental. Y retoma cosas de otra película mítica “Los olvidados” de Buñuel. También del cuento de Hans Crisitan Andersen “La Cerillerita”, en la que la niña Mónica, interpretada por Lady Tabares se alumbra con pequeñas bengalas en nochebuena en un quejumbroso rincón de una casa en ruina. De los actores de la película destacaría a Geovany Quiroz que hace el personaje del Zarco, un joven que encarna la maldad en estado puro.
Pasado veinticinco años del estreno de la película, encuentras que los personajes se han comido a los actores, por ejemplo, el mencionado Geovany murió violentamente dos años después del estreno, con solo veinte años y, lo peor es que no fue el único.
Quien escribe este artículo piensa que el teatro y el cine deben de tener un punto redentor y que debe de servir de catarsis para mejorar a las personas que lo ven, fundamento este del teatro clásico griego. Por ello, decimos que hay dos historias dentro de la película que nos anima buscar un mundo mejor, una vida mejor, niños que abandonan la calle y vuelven con sus padres tratando de recuperar su vida infantil. Pero ambas historias quedan muy desdibujadas entre tanta violencia y drogas y hubieran necesitado más desarrollo.
No queriendo alargar mucho más esta reseña, nos toca decir que la película fue nominada para “La Palma de Oro de Cannes” a la mejor película y obtuvo el premio Ariel a la mejor película Iberoamericana en el año 2000; en la Habana recibió seis premios y en Viña del Mar, Lady Tabares y su director Víctor Gaviria fueron galardonados en 1998 como mejor actriz y mejor director respectivamente.
Finalizamos comentando que en esta ocasión no hemos elegido una película familiar, es de las que hay que ver no por el placer de ver cine, sino por documentarnos para motivarnos y así poner un granito de arena para hacer un mundo mejor.
Ficha técnica: Nacionalidad: Colombia, Director: Victor Gavira, Música: Luis F.Franco Produccio:Goggel. Fotografía: Rodrigo Lalinde: Actores: Lady Tabares, Marta Correa, Mileider Gil, Diana Murillo, Liliana Giraldo, Giovanni Quiroz, etc…
Sobre José María Luque Martín
Nacido en Sevilla (España) Estudió filosofía al estilo clásico en Org. Internacional Nueva Acrópolis. Conoció el proyecto Conocimundo en primavera 2021, quedando encandilado por la personalidad de su directora Mabel Sánchez y forma de integrar las nuevas tecnologías con la Educación en Casa. Actualmente colabora en Conocimundo en "Sabiduría Andariega".
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