Aprender lo que nos gusta y apasiona es la mejor para entender el mundo que nos rodea y lograr cosas significativas que pueden ayudarnos, y así, ayudar a otros.
El aprendizaje es algo que se dá naturalmente y en todas las etapas de la vida, es más, en todos los instantes estamos aprendiendo, ya sea, a través de la experiencia propia, la de otra u otras personas, libros, relatos, videos y por su puesto, con el conocimiento adquirido por las generaciones anteriores.
El entorno en el cual nos deselvolvemos es un factor que no se puede dejar de lado, cuando hablamos de aprendizajes. El territorio que habitamos con toda su cultura y costumbres, nos impregna de conocimientos y saberes, que incluso ni siquiera nos damos cuenta que están allí.
Las circunstancias nos impulsan, en ocasiones, a encontrar nuevas maneras de seguir en ese aprendizaje continuo en la vida.
Un buen ejemplo es la pandemia, la cual hizo que encontráramos nuevas maneras de relacionarnos, que incluso ayudó a conocer personas en sitios lejanos, a través de la virtualidad, a conocer nuevas constumbres y hacer amistades. Sin embargo, el contacto con la naturaleza y con otras personas, es muy importante para nuestro equilibrio emocional y por tanto nuestro entusiasmo.
Nunca deberíamos perder esa curiosidad que traemos al nacer, para así seguir todo el tiempo aprendiendo con ese entusiasmo característico de las primeras etapas de la vida.
Sobre Gladys Salas
Directora general de la Revista Repensando la Educación
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