Friday, October 10Revista digital ISSN 2744-8754

Superando la dificultad de convivir 24/7

“Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.”Pitágoras 

Cuando una familia decide educar en casa, imagina momentos de lectura juntos, proyectos creativos y mañanas sin prisas. Y sí, todo eso ocurre. Pero junto a la belleza del homeschooling aparece también una realidad que a veces no se nombra tanto: convivir 24/7 no siempre es fácil. 

La convivencia como reto silencioso 

La escuela tradicional separa: los niños pasan varias horas lejos de casa, y los padres tienen su propio tiempo para trabajar o encargarse de otras tareas. En el homeschooling, en cambio, las horas compartidas se multiplican. Eso significa más risas, más abrazos… pero también más roces, discusiones entre hermanos y momentos en que mamá o papá sienten que necesitan un respiro. 

Esto no es un fallo del homeschooling, es parte natural de la vida en comunidad. Y una familia es, al fin y al cabo, la primera comunidad en la que aprendemos a convivir. 

Lo que nos enseñan los roces 

Las discusiones por quién usa primero el computador, el adolescente que pide más independencia, el hermano pequeño que interrumpe la clase de ciencias… Son pequeñas escenas que desgastan, sí, pero también son oportunidades de aprendizaje emocional. 

  • Los niños aprenden a negociar. 
  • Los adolescentes practican la paciencia (aunque refunfuñen). 
  • Los padres aprendemos a escuchar, a poner límites claros y a reconocer nuestras propias emociones. 

En otras palabras, la convivencia 24/7 nos convierte en aprendices permanentes de empatía y comunicación. 

Estrategias sencillas para superar la dificultad 

No se trata de evitar los conflictos, sino de transformarlos. Aquí algunas ideas que he visto funcionar en muchas familias: 

  1. Tiempo individual: reservar momentos donde cada hijo pueda estar a solas contigo, aunque sean 15 minutos al día. Esa exclusividad reduce tensiones. 
  1. Espacios personales: aunque vivan en un apartamento pequeño, tener un “rincón propio” (un cojín, una mesa, un estante) ayuda a que cada quien sienta que tiene su lugar. 
  1. Rituales de desconexión: caminar juntos, bailar, hacer una pausa con música o respiración. A veces lo que calma no es una explicación, sino un cambio de energía. 
  1. Reuniones familiares: una vez a la semana, sentarse y hablar de lo que funcionó y lo que no. Cada voz cuenta, incluso la de los más pequeños. (Al final del artículo te dejo un regalito para estas reuniones). 
  1. Humor y ternura: aprender a reírse de las pequeñas tensiones y abrazarse después de una discusión es un bálsamo que sana mucho más que una larga charla. 

Lo que ganamos al convivir tanto 

La dificultad de convivir 24/7 también es el terreno fértil donde crecen la complicidad, la confianza y el apoyo mutuo. Años después, cuando los hijos recuerdan su infancia homeschooler, no recordarán tanto las peleas por el control remoto, sino las sobremesas largas, los juegos compartidos, las tardes de estudio con mamá al lado. 

Lo estás haciendo bien 

Si hoy sientes que la convivencia en casa es un desafío, respira. No eres la única. Estás enseñando mucho más que contenidos académicos: estás formando seres humanos que aprenden a convivir, a dialogar, a resolver diferencias. Y eso, en un mundo tan dividido, es un regalo inmenso. 

Manos a la obra 

Aquí te dejo una serie de preguntas de reflexión para usar en vuestras reuniones familiares semanales. Están pensadas para que cada miembro de la familia, desde los más pequeños hasta los adolescentes y adultos, pueda participar y sentirse escuchado. 

Sobre la convivencia 

  1. ¿Qué momento de la semana disfrutaste más en familia? 
  1. ¿Hubo algo que te incomodó o molestó esta semana en casa? ¿Cómo lo podemos mejorar juntos? 
  1. ¿Qué es lo que más agradeces de vivir y aprender en casa con tu familia? 

Sobre los conflictos 

  1. Cuando hubo una discusión, ¿qué crees que funcionó bien para solucionarla? 
  1. ¿Qué podríamos hacer diferente la próxima vez que surja un desacuerdo? 
  1. ¿Qué necesitas de los demás para sentirte más tranquilo/a cuando hay un problema? 

Sobre el cuidado personal 

  1. ¿Sentiste que tuviste suficiente tiempo para ti mismo/a esta semana? 
  1. ¿Qué actividad o espacio te ayuda a relajarte cuando necesitas estar solo/a? 
  1. ¿Qué podemos hacer como familia para respetar mejor los espacios personales? 

Sobre la mejora continua 

  1. Si pudieras cambiar una sola cosa de nuestra convivencia, ¿cuál sería? 
  1. ¿Qué pequeño gesto de los demás te hizo sentir querido/a esta semana? 
  1. ¿Qué idea tienes para que la próxima semana sea más armoniosa en casa? 

Tip práctico: 

  • Estas preguntas no tienen que responderse todas de golpe. Pueden elegir 3 o 4 por reunión. 
  • Conviene escribir las respuestas más importantes en una libreta familiar o donde decidáis: así pueden ver los avances con el tiempo. 
  • Cada semana, un miembro diferente de la familia puede ser el “moderador” de la reunión (sí, también los niños). 

La familia no es un lugar donde nunca hay conflictos, sino donde aprendemos a resolverlos con amor. La verdadera educación empieza en la forma en que nos tratamos los unos a los otros cada día. 

Sobre Josune Segovia Bueno

Madre homeschooler, experta en Educación Alternativa
Asesora pedagógica en Clonlara School, programa en español
Te acompaño a encontrar tu Ikigai, ya seas adolescente o adulto.

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