
En el corazón de una familia católica nace Mabel Sánchez Sánchez, en 1967. Hija de Dora y Luis Martín Sánchez, y hermana de Andrés y Catalina, Mabel creció en un hogar lleno de amor y aprendizaje. Desde su infancia en el colegio Canapro, se destacó por su brillantez académica y su talento en el voleibol, llegando a ser parte de la Liga Juvenil de Bogotá.
Su padre Luis Martín, desde chiquita, la ponía a leer, historia, filosofía, a estudiar mucho. Tomó la decisión de entrar a la Universidad Nacional a estudiar química farmacéutica, la misma profesión de su padre. A la vez hace ingeniería de alimentos en la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Al terminar las dos carreras, entra de nuevo a la Universidad Nacional a estudiar psicología y ésta ejerció casi toda la vida. Aunque al inicio de su vida laboral, hizo algunos trabajos como química farmacéutica y como ingeniería de alimentos. Finalmente, ejerció por muchos años la psicología.
La llegada de su primer hijo Mateo marcó un punto de inflexión en su vida. A pesar de sus dudas sobre el sistema educativo tradicional, escolarizó a Mateo. Sin embargo, fue la sólida educación recibida en el hogar, llena de amor, valores y sabiduría, la que se convirtió en el pilar fundamental de su crecimiento.
El amor florece en la vida de Mabel cuando conoce a Julio Flórez, un hombre de corazón noble y apoyo incondicional. Unidos en matrimonio, su amor se fortalece día a día, enfrentando juntos los retos y las alegrías que trae consigo la paternidad. Su relación se convierte en un testimonio del poder del amor verdadero y la dedicación mutua.
Ahora, cuando comienza a crecer su hija Violeta no podía repetir la historia por segunda vez y mucho menos viendo que el sistema escolar se había degradado, así como Mabel busca opciones y encuentra en la educación en casa una buena opción para criar niños inteligentes, suficientemente correctos. Empezó a buscar cursos, a hablar con padres conociendo su experiencia, yendo y viniendo de un sitio a otro participando de clases, charlas y actividades con su hijita, pero llega a la conclusión de que esa no es la ruta más precisa, pues es muy desgastante, así que decide comenzar de nuevo con un grupo de madres y padres que educan en casa, dispuestos a contribuir de manera desinteresada en la formación de sus hijos, y nace Conocimundo como una Asociación de familias que educan en casa.
Uno de sus grandes sueños realizados y que duró un buen tiempo, complementario a Conocimundo, fue el programa radial Vida Sin Cole Radio del que fue fundadora. En el que reunía en un solo espacio una diversidad de temas: el compartir las experiencias de familias que educan en casa, el formar en historia a niños y grandes invitando a historiadores de diversos lugares del mundo, quienes hoy día son sus grandes amigos. Mabel junto a su equipo, crearon un espacio dentro del programa donde los niños eran los protagonistas. A través de secciones como “Familia Emprende” y “Chiquilandia”, los pequeños aprendieron jugando a ser periodistas y locutores. Esta experiencia fue como una escuela viva, impulsando su crecimiento y abriendo una perspectiva única: el planeta como aula de clases. La pasión por la historia se aceleró en estos jóvenes participantes.
Su recorrido por la historia y el patrimonio cultural inicia hacia el año 2017. Con una visión clara y un corazón ardiente por compartir su conocimiento, Mabel teje su amor por la historia con su proyecto en Conocimundo. Colabora con movimientos hispanistas en España, Chile, Perú, Argentina y Colombia, fortaleciendo lazos culturales y educativos.
Miembro fundador de la asociación cultural Colombia Hispánica, Mabel se convierte en una voz líder para la divulgación de nuestra rica herencia cultural e histórica. Su participación en simposios, foros y conferencias, así como sus colaboraciones en entrevistas radiales y revistas especializadas, resaltan su compromiso con la preservación de nuestra identidad.
Autora del capítulo sexto de “Cartas Hispanistas al Rey de España”. Su texto, uno de los más poéticos de la obra, es un reflejo de su alma apasionada por la historia y su deseo de inspirar a otros a valorar y defender nuestro patrimonio.
En el mes de octubre de los últimos años se enfocó en impulsar la celebración de la hispanidad y de participar de manera activa en dicha celebración en toda la hispanosfera, para llevar a cabo este gran sueño, contó con grandes personajes que contribuyeron en dejar ese legado de historia bien contada entre chicos y grandes, “Yo Amo Mi Hispanidad” se convertiría en su frase para conmemorar esta fecha, era más que una frase; era una declaración de su alma.
Mabel fue amante de la buena música, coleccionista de tesoros musicales y le encantaba compartirlos con sus amigos a lo largo de la hispanosfera, sus preferidas la clásica, pero ninguna superaba el bolero. Entre sus aficiones recientemente llego a la conclusión de que los oficios manuales eran indispensables para la gente, así que promovió el conocimiento y la práctica de diversos oficios entre los niños mientras les hablaba de historia o español.
También sentía una afinidad por el medio ambiente, soñaba con una finca dedicada a la apicultura y crear bosque comestible con un ecosistema equilibrado.
Siempre quiso ir a España, además de conocer en persona a sus queridos y respetados amigos, deseaba profundamente hacer el camino de Santiago, por una razón en especial, pues Mabel, una luz de fe y devoción mariana, arraigada en la rica tradición católica, vivió su vida como un reflejo del amor y la gracia de la Virgen María.
Hoy recordamos a Mabel Sánchez Sánchez no solo por lo que logró sino por cómo vivió: una vida plena de amor, aprendizaje y legado. Agradecemos a su familia y amigos por contribuir a este homenaje que celebra una vida verdaderamente extraordinaria.
Sobre Ana María Correa Nieto
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