Difícil es difícil
Ante las dificultades personales, poco sirve anestesiar nuestra incomodidad. La dificultad existe, y el primer paso es aceptar que la sentimos como una pared imposible de atravesar. De ese movimiento dependerá que logremos superar el obstáculo o que, por el contrario, nos absorba hasta hacernos renunciar a nuestro objetivo. Muchas veces, en nombre del sabido “¡tú puedes!”, alentamos a alguien a intentarlo de nuevo porque no parece tan difícil, o nosotros mismos nos empeñamos en derribar esa pared a la fuerza. Sin embargo, esto implica ignorar que no siempre el problema radica en la falta de voluntad, sino en la carencia de recursos. Norberto Levy, psicólogo argentino, explica que cuando aparece el miedo y queremos huir, no es porque seamos cobardes, sino porque no contamos con los recursos...